Siempre puede ser peor. Lo que le pasó a un ejemplar de gato guiña en la región de Aysén transita entre la mala suerte y la ley del más fuerte en el reino animal.
En efecto, en octubre del año pasado, el felino se desplazaba tranquilamente por el Parque Nacional Queulat hasta que cayó en una trampa de la cual no pudo salir. Por si eso no fuera poco, cercano al lugar, también merodeaba un zorro que olfateó al también denominado gato montés y, por instinto, le intentó dar caza.
De acuerdo al relato de testigos, se registró una breve, pero feroz batalla entre estos dos animales silvestres que difícilmente se cruzan en la naturaleza. El resultado fue negativo para el gato guiña que, aunque salvó con vida incluso estando parcialmente aprisionado, quedó con una grave lesión en su miembro anterior izquierdo, a la altura de la mano.
Tras haber ingresado ese mismo día a Veterinaria Patagonia (en Aysén), gracias a la gestión del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), logró ser trasladado hasta el Centro de Rehabilitación de Fauna Silvestre (CEREFAS) de la Universidad San Sebastián en Puerto Montt.
Javier Cabello, médico veterinario a cargo de la rehabilitación del felino silvestre, sostuvo que el Leopardus guigna (nombre científico) presentó varias fracturas en el miembro anterior izquierdo (mano) con exposición de articulaciones y pérdida de falanges, además de laceraciones y parasitismo gastrointestinal.
“Lo más difícil –para el tratamiento de esta lesión- es que debimos sedarlo cada vez que requería cambio de vendaje. Por tratarse de una guiña silvestre, debimos efectuar este cambio de vendaje y curaciones cada tres días. Además, suministramos antibióticos, analgésicos y una alimentación balanceada de acuerdo a su dieta natural, lo que finalmente derivó en su recuperación, una rehabilitación lenta (siete meses), pero efectiva”, argumentó el especialista.
Gato Guiña y Liberación
Felizmente, y gracias a la colaboración del SAG (Los Lagos y Aysén), el ejemplar fue trasladado en avión hace algunos días hacia Aysén, con el fin de ser liberado en una zona similar al de su hallazgo, pues estos animales tienen memoria del lugar donde habitan.
Cabe destacar que estos felinos viven normalmente arriba de los árboles, son muy buenos trepadores y cazadores, para lo cual utilizan sus garras. Por lo mismo y dado el ataque que sufrió, se pensó en algún momento –según confidenció Javier Cabello- que tendría dificultar para realizar estas actividades, “pero demostró que no le afectaba tanto, teniendo una rápida adaptación a la pérdida de falanges”, señaló.
Según explicó Luis Alfredo Paredes Noack, Director Regional del SAG Los Lagos, la especie guiña (Leopardus guigna) es nuestro felino nativo más pequeño. Habita en América del Sur, en Chile y Argentina. “Particularmente en nuestro país, siempre asociado a bosques húmedos y a especies de bambú como el coligue y la quila”, precisó la autoridad regional.
En cuanto a su alimentación “este felino silvestre se alimenta de aves, reptiles y roedores, por lo cual actúa como un controlador de especies tales como el ratón de cola larga, que es portador de Virus Hanta. Así es que se trata de una especie fundamental para el equilibrio del ecosistema”, sostuvo el Director del SAG Los Lagos.
Lamentablemente su estado de conservación está en "Peligro", de acuerdo al Reglamento de Ley de Caza. Las principales amenazas para el gato guiña son la destrucción y fragmentación de su hábitat, por la pérdida de bosques y matorrales.
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